Imposible Olvidar

Cómo olvidar, a pesar de haber transcurrido muchisimo tiempo, las instalaciones de mi viejo Colegio, de mi primer Colegio,  de mis primeros días, en donde las incómodas carpetas, muchas de ellas castigadas por la vejez, aún se mantenían vivas; cómo poder olvidar las paredes que circundan el Colegio, hechas de barro, que ya gritaban el peso de los años; cómo olvidar a nuestros maestros, que como material didáctico sólo tenía una tiza y una pizarra y que de su sabiduría y su paciencia hacían que las claces fueran interesantes, fueran cautivantes;  cómo poder olvidar la familiaridad que existía entre todos nosotros, que se hacía extensiva en las charlas sabatinas, donde afloraban los pininos del poeta, de esos versos que guardamos muchas veces dentro de nuestro corazón de niños, cómo olvidar las excursiones para conocer el Perú y, en treinta días de viaje, en un camión. En fin, casi imposible olvidar, vivencias de niños que crecieron en un viejo colegio incrustado en una de las ciudades más ricas del Perú, por eso, me recuerda mi Colegio Nacional Daniel Alcides Carrión, de la calle Puno, de los años 43, por el que siempre agradezco, de la oportunidad que me brindaron de convertirme en un hombre útil.
Palabras de Humberto Maldonado Balvín, en las Bodas de Oro del Colegio.